Puedes tirar un objeto al suelo y según lo que sea, lo podrían seguir viendo sin problemas los nietos de tus tataranietos. Da que pensar, ¿no?
Con esta entrada os quiero mostrar una serie de datos relacionados con objetos que usamos diariamente y el tiempo que tarda cada uno en degradarse. No estoy diciendo que no los usemos más, simplemente que seamos conscientes.
Empezamos de menos a más:
* 1 año; Un año es lo que tarda en degradarse algo tan común y tan finito como el papel, que está compuesto básicamente por celulosa. Esto es lo que le da menos problemas a la naturaleza para integrar sus componentes al suelo. Además, si “hay suerte” y queda tirado sobre la tierra y sufre un invierno lluvioso, no tarda en degradarse.
* 5 años; ¿Cuantas veces habremos visto o habremos dado una patada a un chicle como si fuera un balón?
Un trozo de chicle masticado se convierte durante ese tiempo (5 años) en un material duro por la acción del oxígeno. Con el tiempo, empieza a desquebrajarse hasta desaparecer.
* 10 años; Está muy bien beberse unas latas de cerveza con los amiguetes y echarse unas risas pero cuando acabéis, tiradlas a su correspondiente contenedor. En líneas generales, una lata tiene 210 micrones de espesor de acero recubierto de barniz y de estaño y a la intemperie hacen falta mucha lluvia y humedad para que el óxido la cubra totalmente.
* 30 años; Me temo que los que beben kalimotxo tampoco se libran. Los envases tetra-brik están compuestos en un 75% de celulosa, el 20 de polietileno puro de baja densidad y el 5% de aluminio. Lo que tarda más en degradarse es el aluminio. La celulosa, si está al aire libre, desaparece en poco más de 1 año pero el aluminio….
* 100 años; Cualquiera lo diría pero los mecheros son un duro enemigo a la hora de su degradación. Estos monstruitos de acero y plástico se toman su tiempo para convertirse en otra cosa. El acero expuesto al aire libre, solo empieza a dañarse y enmohecerse levemente después de 10 años. El plástico, en ese tiempo, ni siquiera pierde el color. Sus componentes son altamente contaminantes y no se degradan. La mayoría tiene mercurio, pero otros también pueden tener zinc, cromo, arsénico, plomo o cadmio. Pueden empezar a separarse después de 50 años al aire libre pero aún así, se las ingenian para permanecer como agentes nocivos. Qué bonitos ellos…
* 100 a 1000 años; Las botellas de plástico son unas rebeldes a la hora de transformarse. Al aire libre pierden su tonicidad, se fragmentan y se dispersan. Enterradas, duran más. La mayoría están hechas de tereftalato de polietileno (PET), un material duro de pelar, ya que los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos.

*150 años; Algo tan cotidiano y tan usado para infinidad de cosas como las bolsas de plástico tardan unos 150 años en degradarse. Estos objetos debido a su escaso espesor, pueden transformarse más rápido que una botella de ese material y puede dar lugar a pensar que se degrada rápido. Las bolsitas, en realidad, están hechas de polietileno de baja densidad. La naturaleza suele entablar una “batalla” dura contra ese elemento y me temo que, por lo general, acaba sacando la bandera blanca.
* 300 años; Esas muñecas que regalamos a los hijos son de los que más tardan en desintegrarse. Los rayos ultravioletas del sol sólo logran dividirlo en moléculas pequeñas. Ese proceso puede durar cientos de años, pero después de una durísima batalla desaparecen de la faz de la Tierra.
* 500 a 1000 años; Las pilas si no se tratan adecuadamente pueden ser tremendamente contaminantes. Al descomponerse la capa protectora que las recubre, se liberan los metales que contienen, y allí se produce la contaminación. El mercurio es el metal más nocivo. En contacto con agua produce metil-mercurio, compuesto que se concentra en las cadenas alimentarias produciendo graves desórdenes del sistema nervioso en los seres vivos. Según estudios especializados, una micro pila de mercurio, puede llegar a contaminar 600.000 litros de agua, una de zinc-aire 12.000 litros, una de óxido de plata 14.000 litros y una pila común 3.000 litros.

*4000 años; ¿Os imagináis la de generaciones y generaciones que pueden pasar en todo ese tiempo? Pues las botellas de vidrio si no se llevan al sitio adecuado pueden ser testigos de excepción del paso de todo ese tiempo. Son, en cualquiera de sus formatos, objetos muy resistentes. A pesar de que es frágil porque con una simple caída puede romperse, para los componentes naturales del suelo es una tarea titánica transformarla. Formada por arena y carbonatos de sodio y de calcio, es reciclable en un 100%.
¡Seamos responsables, concienciémonos y reciclemos, que hoy en día nos lo ponen muy fácil!
@europaenverde